Esta entrada quiero empezarla con una pequeña reflexión. Parafraseando a la madre de Forrest Gump, «la vida es como una caja de bombones, nunca sabes cuál te va a tocar». Quizás el destino, quizás el azar o simplemente mi voluntad por descubrir nuevos lugares hizo que tal día como hoy hace cinco meses aterrizara en Chipre. Y quizás esa mezcla de factores hizo que aproximadamente dos meses y medio más tarde, conociera a los que hasta esta semana han sido mis compañeros y compañeras de aventuras aquí. Digo hasta esta semana, porque una vez acabada su experiencia EVS, regresan a casa.
Principalmente Manué y Ángeles, pero también Christof o Marion. Ellos han sido parte de mi viaje durante este verano, y a pesar de que ha sido poco tiempo, hemos conectado perfectamente desde el principio. Por eso esta entrada quiero dedicársela a ellos. Muchos y muy buenos momentos los que hemos compartido y muchos recuerdos que perdurarán con el paso de los años, estoy seguro de ello.
A pesar de que estas primeras semanas después de la época estival han sido bastante ajetreadas por el trabajo, he tenido tiempo de disfrutar de su presencia. El jueves, último día de Manu en Nicosia, fuimos a cenar a un restaurante italo-libanés y de allí fuimos a su casa. Benjamim, Michalis, Marion, Nadia, Leónidas, Bárbara o Ilenia entre otros, completaron el grupo. Allí jugamos las últimas partidas al «kiriki», un juego de dados, y brindamos con Ouzo (bebida parecida al anís) y Mastiha, otra bebida típica de la zona. Buena manera de decir » hasta pronto» a Marion, que estaría ocupada los días siguientes y a Manué, que partiría hacia Pafos al día siguiente.
Unas horas antes, en la oficina de YEU, impartí mis primeras clases como profesor de español para dos grupos de adultos, el primero de unas quince personas, y el segundo de unas diez. Una gran experiencia en primer lugar porque tengo un grupo de alumnos con ganas de aprender y en segundo lugar porque me sentí muy cómodo enseñando mi lengua materna y disfruté mucho compartiéndola con ellos. Seguiremos trabajando para que su interés y mi ilusión por las clases no decaigan.
El sábado, después de una animada tarde por las calles de Nicosia a raíz del «Festival Joven» con diversas actividades y gran cantidad de stands de las ONG´s que colaboran con diferentes proyectos para jóvenes en Nicosia en particular y Chipre en general, mis amigos y yo fuimos a cenar y despedir a Ángeles. Pero antes de eso, en una de las actividades del festival, concretamente un paseo poético por las calles del casco histórico de Nicosia, puse mi granito de arena leyendo un poema de Federico García Lorca correspondiente a su etapa en Nueva York, concretamente «Vuelta de paseo», recitado posteriormente en griego por Hara, miembro de mi organización.
Volviendo a la despedida, Marc y su pareja, Ilenia, Michalis, Ángeles y yo fuimos a cenar y después de la cena fuimos todos juntos a casa de otro amigo mío, Vassilis, que organizó una fiesta increíble en la azotea de su edificio. Buena música, mejor compañía y un ambiente como pocas veces he visto aquí hasta ahora. Qué mejor manera de decir adiós a Ángeles que esta. La única pega fue que tuviésemos que irnos tan temprano. El día siguiente también se presentaba completo.
El domingo teníamos programado una actividad de senderismo en la zona costera de «Cabo Greco». Alrededor de unas setenta personas nos acompañaron al evento, por lo que la actividad fue un éxito. Al finalizar el recorrido, de unos siete kilómetros, llegamos a una playa donde todos los participantes pudieron refrescarse tras la calurosa caminata, que duró alrededor de unas tres horas. Sobre las seis y media, estábamos de vuelta en Nicosia. Día completo para terminar una semana cargada de trabajo, buenos momentos y despedidas que estoy seguro que no significarán un adiós, sino un hasta pronto!
Nos vemos la semana que viene 🙂
Qué bonito post. Nos vemos por el mundo amigo!!