La entrada del otoño, 21º semana

Hola a todos. Esta semana ha sido un poquito más especial que el resto. Se debe a que el lunes 19 de Septiembre hizo veintiocho años llegué a este mundo. Las felicitaciones me las llevé yo, pero realmente el mérito lo tiene mi madre que fue quién hizo el esfuerzo.  19 de septiembre, día que me tomé libre para disfrutarlo. Sin hacer nada especial, lo dediqué básicamente a descansar, cocinar y responder las felicitaciones de las personas que dedicaron un minuto de su tiempo para escribirme o llamarme. Puede sonar un poco aburrido, pero creedme, el hecho de corresponder a la gente que se acordó de mí, y por otro lado, de descansar del trajín de las últimas semanas significó mucho.

Celebrando el cumpleaños

Por la noche, me reuní con varios amigos para celebrarlo con unas cervezas y una buena tarta de chocolate. Muy feliz de celebrarlo con ellos, pero a la vez un poco extraño de no tener a la familia y amigos cerca. De todas formas, siempre bien rodeado, lo que es una suerte.

El resto de la semana ha seguido en la misma línea que las otras, trabajo de oficina para seguir preparando las actividades que llevamos a cabo semanalmente y también en Cáritas, echando una mano en todo lo que podemos.

Como actividades a resaltar, el miércoles Gioia y yo realizamos nuestro taller de cocina. Esta vez el tema trataba sobre comidas veraniegas. Aprovechando que todavía hace calor y puesto que durante el verano no tuvimos actividad en cuanto a la preparación de actividades, decidimos hacerlo ese día. Como no, un buen gazpacho andaluz y una ensalada de patatas agridulce al estilo italiano. La elaboración de los platos fue todo un éxito, no lo fue tanto la asistencia de participantes. Debido a varios imprevistos las semanas previas a la realización del taller, no teníamos claro si realizaríamos o no el taller en el local, por lo que tuvimos poco margen para crear el evento y promoverlo. Aun así, los participantes allí presentes disfrutaron de la actividad y quedaron muy satisfechos con la cena que ellos mismos elaboraron.

Nos vemos la semana próxima!

 

Semana de despedidas 20º semana

Esta entrada quiero empezarla con una pequeña reflexión. Parafraseando a la madre de Forrest Gump, «la vida es como una caja de bombones, nunca sabes cuál te va a tocar». Quizás el destino, quizás el azar o simplemente mi voluntad por descubrir nuevos lugares hizo que tal día como hoy hace cinco meses aterrizara en Chipre. Y quizás esa mezcla de factores hizo que aproximadamente dos meses y medio más tarde, conociera a los que hasta esta semana han sido mis compañeros y compañeras de aventuras aquí. Digo hasta esta semana, porque una vez acabada su experiencia EVS, regresan a casa.

Principalmente Manué y Ángeles, pero también Christof o Marion. Ellos han sido parte de mi viaje durante este verano, y a pesar de que ha sido poco tiempo, hemos conectado perfectamente desde el principio. Por eso esta entrada quiero dedicársela a ellos. Muchos y muy buenos momentos los que hemos compartido y muchos recuerdos que perdurarán con el paso de los años, estoy seguro de ello.

Equipo politistiko

A pesar de que estas primeras semanas después de la época estival han sido bastante ajetreadas por el trabajo, he tenido tiempo de disfrutar de su presencia. El jueves, último día de Manu en Nicosia, fuimos a cenar a un restaurante italo-libanés y de allí fuimos a su casa. Benjamim, Michalis, Marion, Nadia, Leónidas, Bárbara o Ilenia entre otros, completaron el grupo. Allí jugamos las últimas partidas al «kiriki», un juego de dados, y brindamos con Ouzo (bebida parecida al anís) y Mastiha, otra bebida típica de la zona. Buena manera de decir » hasta pronto» a Marion, que estaría ocupada los días siguientes y a Manué, que partiría hacia Pafos al día siguiente.

Clases de español

Unas horas antes, en la oficina de YEU, impartí mis primeras clases como profesor de español para dos grupos de adultos, el primero de unas quince personas, y el segundo de unas diez. Una gran experiencia en primer lugar porque tengo un grupo de alumnos con ganas de aprender y en segundo lugar porque me sentí muy cómodo enseñando mi lengua materna y disfruté mucho compartiéndola con ellos. Seguiremos trabajando para que su interés y mi ilusión por las clases no decaigan.

Recital de poesía

El sábado, después de una animada tarde por las calles de Nicosia a raíz del «Festival Joven» con diversas actividades y gran cantidad de stands de las ONG´s que colaboran con diferentes proyectos para jóvenes en Nicosia en particular y Chipre en general, mis amigos y yo fuimos a cenar y despedir a Ángeles. Pero antes de eso, en una de las actividades del festival, concretamente un paseo poético por las calles del casco histórico de Nicosia, puse mi granito de arena leyendo un poema de Federico García Lorca correspondiente a su etapa en Nueva York, concretamente «Vuelta de paseo», recitado posteriormente en griego por Hara, miembro de mi organización.

Fiesta en la azotea 3

Volviendo a la despedida, Marc y su pareja, Ilenia, Michalis, Ángeles y yo fuimos a cenar y después de la cena fuimos todos juntos a casa de otro amigo mío, Vassilis, que organizó una fiesta increíble en la azotea de su edificio. Buena música, mejor compañía y un ambiente como pocas veces he visto aquí hasta ahora. Qué mejor manera de decir adiós a Ángeles que esta. La única pega fue que tuviésemos que irnos tan temprano. El día siguiente también se presentaba completo.

Cabo Greco

El domingo teníamos programado una actividad de senderismo en la zona costera de «Cabo Greco». Alrededor de unas setenta personas nos acompañaron al evento, por lo que la actividad fue un éxito. Al finalizar el recorrido, de unos siete kilómetros, llegamos a una playa donde todos los participantes pudieron refrescarse tras la calurosa caminata, que duró alrededor de unas tres horas. Sobre las seis y media, estábamos de vuelta en Nicosia. Día completo para terminar una semana cargada de trabajo, buenos momentos y despedidas que estoy seguro que no significarán un adiós, sino un hasta pronto!

Nos vemos la semana que viene 🙂

 

Lo que tenemos por delante 19º semana

Bienvenidos una semana más a mi blog. Después de un verano intenso a la vez que productivo es, hora de retomar la actividad de una manera más estructurada pero también abierta a nuevos acontecimientos. Digo estructurada porque a través del proyecto que estamos llevando a cabo tenemos una serie de actividades semanales con un horario fijo, y digo abierta a nuevos acontecimientos porque de aquí a que terminemos el proyecto, realizaremos una serie de eventos y actividades que se salen del horario habitual y que en muchos casos se realicen durante el fin de semana.

Las actividades que tenemos programadas para los siguientes meses son: talleres de cocina, de fotografía y productos naturales; clases de español, portugués e italiano; clases de yoga y ejercicio físico al aire libre; nuestro programa de radio y la proyección de películas, cada mes con un tema diferente. Como actividades eventuales, tenemos organizados varios hikings, una ruta del vino, otra de queso halloumi, además de varios eventos deportivos y un torneo de baloncesto 3×3. Esto es, resumiendo, lo que va a ser nuestro trabajo de ahora en adelante.3-on-3-basketball-tournamnet1

Por otro lado, seguimos con nuestras horas de oficina para preparar con tiempo todas estas actividades y también con nuestra colaboración en Cáritas. Al contrario que en paises como España, de tradición católica, la presencia de esta organización en la isla es pequeña y a menudo nos encontramos con serias dificultades para atender a todas aquellas personas que acuden en busca de ayuda por la falta de recursos.

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A lo largo de esta última semana, como aspectos a destacar,  decir que he empezado con las clases de español que voy a impartir hasta finales de marzo. Estas clases suponen un reto para mí ya que sin mucha experiencia en la enseñanza de la lengua española, voy a dar clases a dos grupos de unas quince personas cada uno. Un reto que acepto con mucha ilusión y del que estoy seguro que voy a aprender mucho.

Para cerrar la semana y dejando a un lado el trabajo con la organización, el viernes celebramos una fiesta para celebrar el cumpleaños de cinco amigos y voluntarios de otras organizaciones que cumplen años en este mes de septiembre. Una fiesta que se prometía mítica y que al final no defraudó. Prueba de ello fue el estado en el se encontraba la casa al día siguiente. Aunque un par de horas de limpieza, y todo como nuevo.

Seguimos la próxima semana con nuevas historias y experiencias de la vida en Chipre. ¡Saludos!

 

«Estamos de vuelta» 16º,17º y 18º semana

Hola a todos de nuevo!

Después de unas semanas desconectado del blog, estamos de vuelta. En esta entrada me centraré en resumir cómo han transcurrido las últimas semanas en las que me he ausentado de escribir y comentaré un poco cómo se presenta el mes de septiembre, que viene cargado de actividades y propósitos.

Como dije en la última entrada, la falta de tiempo y la carga de actividades tanto sociales como culturales me obligó a dejar de escribir hasta que fuese más desahogado. Esa falta de tiempo se debió principalmente a la cantidad de tiempo que me exigía el curso de griego que estuve haciendo en la Universidad de Chipre, las reuniones con mi mentora y mi compañera de intercambio de idiomas, el trabajo como voluntarios que hemos llevado a cabo mis compañeros y yo en dos festivales de música,… y también el poco pero intenso tiempo que he tenido para disfrutar con mis amigos y otros conocidos durante mi tiempo libre.

En cuanto al curso de griego, decir que han sido cuatro semanas muy intensas en las que hemos recibido todos los compañeros de clase una cantidad ingente de material y conocimientos que, personalmente, me han costado digerir. Aún así, con este curso he podido establecer una base del idioma para seguir aprendiendo durante los próximos meses. Una de las cosas que me motiva para seguir aprendiendo griego es su gran similitud en la pronunciación con el español. Mientras que su gramática es por momentos una locura (comparable e incluso más difícil que la del español a mi entender), la fonética es casi igual a nuestra lengua. Veremos en los próximos meses como se desarrolla mi aprendizaje.

Aparte del curso, mis compañeros y yo también hemos trabajado como voluntarios en dos festivales de música durante los dos últimos fines de semana, concretamente en el Windcraft festival, organizado por mi mentora Elli y en el Afrobanana festival, uno de los más importantes de Chipre. También he tenido algo de tiempo para disfrutar tanto con mis amigos voluntarios como de mis amigos chipriotas. Tiene que haber tiempo para todo.

Nos vemos la semana que viene!! Permaneced atentos!!

 

Clases de Griego y «Féngaros» 15º semana

Γεια σε όλους! (Hola a todos!)

Después de un fin de semana de relax y muy buena compañía, el lunes empezamos las clases de griego en la Universidad de Chipre. Un curso intensivo de nivel básico que durará hasta la penúltima semana de agosto. Una de las preocupaciones que teníamos los voluntarios era como llegar hasta la universidad, ya que el transporte público en Nicosia no es uno de los fuertes de la ciudad y debido al calor de estas fechas no teníamos muy claro que la bicicleta fuese una buena opción. Recorrer seis kilómetros a las dos del mediodía para volver a casa con cuarenta grados, un sol abrasador y un aire cargado que no deja respirar no es el mejor panorama para usar la bicicleta. De todas formas, decidí probar suerte el primer día para ver si sobrevivía a la experiencia.

Me levanté el lunes a las siete de la mañana para prepararme y salir con tiempo de casa. Conocía la ruta en bicicleta hasta la universidad, pero no el tiempo que necesitaría para llegar hasta allí. A las ocho Bárbara y yo cogimos la bici y nos dirigimos a la universidad. Llegamos allí cerca de las ocho y media, lo que nos dio tiempo para relajar el cuerpo y entrar en plenas condiciones a clase. Un poco más tarde llegarían Benjamin y Gioia. Allí conocimos a nuestros compañeros de clase y a nuestro profesor, Michalis. Comenzamos la clase y pronto pudimos comprobar que todos nuestros compañeros llevaban al menos un año viviendo en Chipre, lo que a pesar de ser un grupo de nivel básico, permitió al profesor avanzar con la materia más rápido de lo normal. Nosotros, que llevamos en la isla apenas tres meses y medio, nos costaba seguir el ritmo.

Al día siguiente, nada más entrar a clase el profesor propuso a Bárbara, Gioia y Benjamin cambiar a la clase de al lado, también de nivel básico pero con un ritmo más adecuado a sus necesidades. Sobre mí, Michalis no sabía qué hacer. Como he estado viéndome regularmente con mis compañeras de intercambio de idiomas desde mi llegada, he podido aprender a leer en griego antes del inicio de las clases, de ahí la duda del profesor. Me propuso probar el segundo día con él, y si veía que no podía seguir al grupo todavía tendría la opción de cambiarme de clase. Al final de la mañana lo tenía claro, me cambiaba de clase. En un grupo en el que el nivel es tan alto se aprenden muchas cosas, pero también de dejan muchas otras básicas e importantes sin entender, así que vamos, como dicen los chipriotas, siga siga.

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El miércoles me cambié definitivamente de clase. Con un nivel más adecuado a mis necesidades, me sentía más cómodo y adaptado al grupo. Al llegar al mediodía después de cinco horas seguidas de griego, era hora de volver a casa, y al igual que el lunes y el martes, la temperatura el miércoles rozaba los cuarenta grados. Seis kilómetros que por las circunstancias se hacen eternos, pero que no hay más remedio que hacerlos. Al llegar a casa, una buena ducha, algo de comer y un rato de siesta, para recuperar energías.

El jueves siguieron las clases. Conforme iba pasando la semana, más duro se hacía tener que ir a la universidad, no tanto por las clases como por lo de madrugar y por el viaje en bicicleta. Cada día que pasaba, el nivel de dificultad de las clases y la cantidad de contenidos que recibiamos eran por momentos difícil de digerir, así que en la tarde del jueves me reuní con mi compañera de intercambio de idiomas para charlar un rato en español y resolver yo algunas dudas que tenía con el griego. Por la noche, nos reunimos Manu, Gioia, Benjamin, Georgiana, Emanuela, su amiga Laura y yo para cenar en un restaurante del centro donde la especialidad es el «souvlaki». Después, junto con Yari e Ilenia, fuimos a tomar una cerveza, para que no terminara demasiado pronto la noche. A eso de las doce y media cogimos el coche para volver a casa. Había que descansar, que el fin de semana se presentaba interesante a la vez que agotador, más aún después de la primera semana de clases, nos esperaba «Féngaros», uno de los festivales de música más importantes de Chipre.

El viernes, después de las clases de griego, preparé la mochila, la tienda de campaña y demás enseres y alrededor de las seis cargué las cosas en el coche de Manu. Esta vez fuimos en el coche Manu, Benjamim, portugués y compañero de Manu de organización y yo. En el coche que completaba el «convoy» iban Michalis, Panaiotis y Ángeles. En el pueblo de Kato Drys, donde el festival, nos reuniriamos con el resto de la tropa. Llegamos al pueblo, aparcamos en el quinto pino y nos dirigimos al camping para montar las tiendas. Como a las ocho de la tarde del viernes aquello ya estaba a reventar de gente y todas las sombras estaban cogidas para montar las tiendas, no nos quedó más remedio que acampar a cielo abierto, eso sí, cerca del recinto de conciertos y de los aseos, muy práctico para cubrir nuestras necesidades básicas (beber y mear).Con Sabre

Por la noche, todo el grupo disfrutó de una noche de buen rollo, risas y emociones. Varios grupos nacionales y otros internacionales amenizaron la velada con su música, aunque debo decir que mi concepto de festival de música dista un poco de lo que ví allí. La música que se tocó era buena, pero no para dar saltos y bailar sin parar. Esperaríamos al sábado noche.

El sábado por la mañana, después de una noche corta de sueño por culpa del calor, desayunamos todo el grupo y nos fuimos a la playa a pasar el día. A la vuelta, una ducha y a preparar el cuerpo para la noche.  El pueblo se llenaba por momentos. Si la noche anterior había gente, el sábado se terminó de llenar. Por la noche, actuaba una cantante «muy famosa» de la que no había oído hablar en mi vida, Joss Stone. Probablemente no estoy tan al día en la música como creía. Volvimos por la noche a los conciertos después de nuestro particular botellón al lado del recinto de conciertos para disfrutar de la música, pero tampoco hubo música para mover el cuerpo de verdad. La cantante citada anteriormente era el centro de la noche, y a pesar de que cantaba como los ángeles, no pegaba mucho con el estilo del festival. De todas formas, lo pasamos bien.Día de playa

El domingo era momento de recoger los bártulos y regresar a Nicosia. Pero antes de eso, aún hubo tiempo por la mañana para ir un rato a la playa y disfrutar algo el día. Mala suerte la nuestra, al llegar a la playa nos dijeron que no podíamos bañarnos porque al parecer el agua contenía aceite fruto de algún vertido accidental. Después de permanecer un rato en la arena bajo la sombrilla, recogimos las cosas y volvimos a Nicosia. Había que hacer los deberes de griego y descansar ya que la semana siguiente vendría dura.

Debido a las clases de griego y otras actividades que estoy realizando, no tengo mucho tiempo para escribir, por lo que voy a dejar de escribir durante un par de semanas. Os espero a la vuelta amigos y familia. Un abrazo grande!

 

 

«The Spanish Mafia» 14º semana

Hola a todos!

Esta última semana fue la última en la oficina, adelantando parte del trabajo que llevaremos a cabo a partir de Septiembre, como las clases de español, el taller de cocina vegetariana,… entre otras actividades. Lo único novedoso de la semana anterior fue el martes en la reunión con nuestra coordinadora Lefki para hablar sobre cómo transcurrió nuestra semana en Lofou. Cada uno de los voluntarios dio su particular punto de vista sobre la semana para finalmente hacer una valoración general del festival.

El miércoles por la noche quedé con Manu, mi amigo sevillano para tomar una cerveza y charlar un rato en un parque cerca de casa. Allí me estuvo comentando que durante el fin de semana había programada una salida a Akamas, uno de los parajes más bonitos y naturales que tiene la isla. Yo, que a veces me pongo en modo indeciso, me costó decir que sí a la propuesta de ir juntos de camping a esa zona, aunque finalmente acepté, y de muy buen gusto. Ya estabamos empezando a maquinar el plan del fin de semana.

El jueves, más trabajo de oficina y por la noche asistimos a uno de los eventos que organizaban nuestros amigos voluntarios de la asociación Politistiko Ergastiri. El evento en concreto trataba sobre Portugal. Lo organizó Benjamin, amigo y voluntario portugués de esta organización que se pegó un trabajazo realizando una exposición fotográfica sobre la cultura, lugares y personajes portugueses a lo largo de la historia. Posteriormente se proyectó una película portuguesa con tintes culturales y se sirvió comida típica de la tierra. Al terminar el evento, Manu, Ángeles y yo fuimos a mi casa a preparar unos CD´s de música para el viaje. En ese mismo momento, Ángeles que tampoco estaba muy convencida de venir con nostros, acabó por unirse al plan. Aquí se creó el grupo que Dimitris, mi responsable de oficina, bautizó como «The Spanish Mafia».

The Spanish Mafia

Al terminar la jornada de trabajo del viernes en la oficina, volví a casa a preparar mi equipaje. A las 17:00h estaría Manu esperándome en la puerta para cargar los bultos. Gafas de buceo (bueno, de natación), toalla, chanclas, tavli, linternas,… y por supuesto, la música. El viaje prometía. Poco después fuimos a recoger a las compañeras de viaje que faltaban, Emanuela y Ángeles. Emanuela nos acompañaría hasta Pafos, en mitad del trayecto, ya que llegaba su amiga Laura desde Italia al aeropuerto de dicha ciudad y habían planeado unos días de vacaciones a parte.

Pusimos rumbo a Blue Lagoon con la música a todo volumen. Entre el ruido del aire entrando por la ventanilla y que Manu está un poco «cascao de la oreja» creo que era la única alternativa. De todos modos, disfrutamos mucho del viaje hasta Pafos. Digo hasta Pafos porque, después de aparcar, acompañar a Manuela hasta el hostal y volver al coche, vimos que una de las luces traseras del coche se había quedado encendida. En ese momento me vino a la mente aquella vez en que nos quedamos sin batería un amigo y yo y tuvimos que empujar el coche como un kilómetro sin éxito. Empecé a contar la historia mientras entrábamos al coche, cuando ví que Manu no conseguía arrancar el coche. Imaginaos la situación: Ángeles meándose de risa por la situación, Manu con cara de circunstancia y a mí que me entraba la risa de ver a Ángeles pero que intentaba contenerme para solidarizarme con Manu. En ese momento llegó la frase mítica del viaje cuando pregunté a Manué: ¿es la primera vez que te pasa? Si no fuera por el contexto en el que la dije, cualquiera pensaría que mi amigo tuvo un gatillazo. El caso es que algo había que hacer, y eso hicimos. Empezamos a empujar el coche Ángeles y yo cuesta arriba mientras Manu intentaba arrancar el coche. No había manera. Decidimos poner en sentido contrario el coche para empujar cuesta abajo. En ese momento, pasaban dos jubilados que acababan de salir del hogar del jubilado de Pafos de jugar al tavli, y al ver que necesitábamos ayuda, muy amablemente se pusieron a empujar el coche con nosotros. Final y felizmente, arrancamos el coche, nos despedimos de los hombres tan majos que nos echaron una mano y fuimos al centro comercial a por provisiones.

Todavía nos quedaban 45 minutos hasta llegar a nuestro destino. Salimos del centro comercial y pasado ese tiempo, llegamos a los «Baños de Afrodita». Allí, esperamos a que un 4×4 nos recogiese para llegar hasta el campamento, ya que el último tramo del camino era imposible hacerlo con otro coche que no fuese un todoterreno. Pero antes de eso, llegaron al parking nuestras amigas Ilenia, Bárbara y Virginia, junto con dos chipriotas más. Dos 4×4 nos recogieron y nos llevaron hasta el campamento a través de un sendero abrupto no apto para cardiacos. Llegamos, montamos las tiendas y nos relajamos un rato en el agua, antes de irnos a descansar. El día había sido largo y el fin de semana no había hecho más que comenzar.

Blue Lagoon 2

El sábado por la mañana, después de una noche de concierto por parte mía y de Manu y que le tocó sufrir a Ángeles y a la huésped chipriota, nos levantamos y caminamos durante 20 minutos hasta llegar a la famosa playa de agua cristalina y de un azul intenso lllamada «Blue Lagoon». Allí pasamos la mayor parte del día a remojo y disfrutando del lugar. Un poco antes del mediodía aparecieron por allí Emanuela y su amiga, lo que fue una grata sorpresa. Nos acompañaron hasta cerca de las 17:00h y después regresaron a Pafos. Nosotros, todavía en la playa, conocimos a unos chicos muy majos que nos invitaron por la noche a cenar «souvla» en su zona de camping, en una de las calas de la zona. Regresamos a nuestro camping a descansar un poco del sol que nos había estado pegando durante todo el día y nos relajamos un rato jugando al tavli, leyendo o simplemente charlando. Sobre todo de lo último por parte de nuestra compañera chipriota, aunque más que dialogar aquello fue algo más parecido a un monólogo. No había quien la parara. Alrededor de las 22:00, un todoterreno llegó a nuestro camping. Eran los chavales que conocimos en la playa. Venían a recogernos, así que cogimos algo de bebida que teníamos nosotros y nos fuimos Manu, Ángeles y yo con ellos. Al llegar al lugar, el resto de amigos estaban esperándonos, unos cocinando el souvla de pollo, cordero y ternera, otros simplemente bebiendo y charlando. Para los que no lo conozcan, el souvla es una comida tradicional chipriota que consiste en pinchar varias piezas de carne en un torno y hacerlas girar encima de brasas hasta que se cocine la carne. Este tipo de cosas son las que te introducen realmente en la cultura del lugar en el que estás. Después de una cena deliciosa, estuvimos un rato charlando y sobre las 2:00h volvimos a nuestra tienda.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano, bueno, unos más que otros, y nos dimos un baño en la cala en la que estábamos acampados. Después del baño, recogimos todas nuestras cosas y llamamos a una especie de taxi 4×4 para que nos recogiera. Los chicos que nos trajeron el viernes se fueron el sábado sin avisar y nos tocó echar mano de este servicio para llegar hasta nuestro coche. A mediodía nos recogieron y nos llevaron hasta nuestro coche. Aún nos quedaba un rato de tres horas hasta Nicosia, así que mejor volver con tiempo y sin prisas. En el camino de vuelta, paramos en Pafos e hicimos una especie de comida-merienda para recargar pilas y realizar el viaje en las mejores condiciones.

En la próxima entrada os contaré sobre mi primera semana de clases de griego en la Universidad de Chipre. Hasta la semana que viene.

 

 

 

 

«Golden Beach» 13º semana

Hola a todos una semana más. Después de una semana intensa de trabajo y llena de buenos momentos en el «Xarkis Festival», tocaba descansar y desconectar un poco del trabajo y la rutina, que desde que llegué a Nicosia hace tres meses aún no había tenido un día libre en condiciones. Así que en eso se ha resumido mi semana, los días que trabajé horas extra las he recuperado esta semana.

El martes pasé la mayor parte del día en casa, poniendo el blog al día y disfrutando del hogar. Después de una semana fuera sienta bien quedarse en casa relajado y fresquito. El miércoles, después de comer, me fui a la playa con Elli, su prima y el novio que habían venido desde Canadá a pasar unos días en la Isla, y Anna, voluntaria de YEU antes de la nueva hornada de voluntarios. Tarde tranquila en una de las playas de Lárnaca cerca del aeropuerto y vuelta a casa.

El jueves fui con mi compañera de idiomas Antonia a Limassol, a disfrutar de un poco más de playa y a visitar la ciudad, que aún no había visitado. Un rato por la mañana en la playa, donde tuve tiempo para nadar (qué falta me hacía), y por la tarde visitamos «la marina» o zona del puerto y el centro histórico de la ciudad. Día idóneo para desconectar y recargar pilas.

De vuelta a la oficina el viernes, conocí a la que va a ser nuestra compañera de organización durante el próximo mes y medio, Georgiana, de Rumanía. Digo compañera de organización y no de oficina básicamente porque sólo vamos a coincidir en la oficina con ella durante esta semana. A partir de la semana que viene hasta la última semana de agosto, mis compañeros y yo vamos a asistir a un curso intensivo de griego en la Universidad de Chipre, así que nos veremos poco dentro de la oficina, seguro que mucho más fuera de ella. Volviendo a la oficina, aproveché el día para ponerme al día de las cosas que tenemos que preparar para las próximas semanas. Por la noche me reuní con varios amigos para ir a una fiesta que se celebraba en la parte ocupada de la Isla o la parte turca, para entendernos. Pocos minutos después de cruzar el borde, Dimitris me llamó para avisarme del golpe de estado que se acababa de producir en Turquía. A pesar de la noticia, decidimos ir hasta el bar donde se celebraba la fiesta. Al llegar allí, el lugar estaba practicamente vacío. Ante el temor de la situación, mucha gente allí presente minutos antes decidió volver a casa. Nosotros estuvimos allí un rato, pero ante la situación de incomodidad que se respiraba decidimos regresar a la parte griega, por si acaso. Continuamos nuestra particular noche en los bares de «nuestra Nicosia» preguntándonos si al día siguiente podríamos continuar con nuestro plan de fin de semana, que no era otro que visitar la parte más septentrional de la isla, es decir, cruzar otra vez a la parte turca.

Al día siguiente, viendo que el golpe de estado en Turquía había fracasado, decidimos seguir adelante con el plan. Cargamos los coches con las mochilas, tienda de acampar,… y nos dirigimos a la frontera. Allí nos dirían si podríamos cruzar finalmente o no. Afortunadamente, no hubo ningún problema, todo parecía estar tranquilo. Ya en la parte ocupada, fuimos a un supermercado a por provisiones, cargamos el coche, y después de casi tres horas de viaje llegamos a nuestro destino, «Golden Beach». Aterrizamos en una especie de camping semiabandonado, pero todavía en funcionamiento, con varios bungalows y un restaurante. Al parecer, los bungalows todavía funcionan, pero el restaurante fue cerrado por el gobierno hace un par de meses. Cosa extraña que una parte sí funcione y la otra no. El caso es que montamos las tiendas y nos fuimos directos a la playa. Para que os hagáis una idea, en una playa de alrededor de dos kilómetros de largo había unas veinticinco personas en total, y sólo nosotros eramos diez. Aquello era un auténtico paraíso. Aguas limpias como ninguna que haya visto antes, un placer vamos.

Golden Beach 7

Por la noche, preparamos algo de cena fría y volvimos a la playa a beber, jugar y disfrutar de la tranquilidad del lugar. Mi idea era dormir en la playa junto con varios amigos, ya que no tenía esterilla para la tienda, pero a media noche decidí irme a dormir a la tienda debido a la alta humedad que había en la playa y la poca ropa que llevaba para dormir en esas condiciones. Dormir en la tienda no fue mucho mejor, pero al menos no pillé un resfriado innecesario. A la mañana siguiente, volvimos a la playa. Yo me fui a nadar un rato mientras la cuadrilla se quedó refrescándose. A media mañana, mi amiga Ángeles y yo fuimos a dar un paseo por la orilla, y llegando a una zona de rocas encontramos el caparazón de una tortuga gigante, con el cuerpo en descomposición al lado. Decir que en esta zona de la Isla habitan tortugas gigantes marinas. La lástima fue no poder ver ninguna viva. Aún así, dio impresión ver el tamaño de aquel animal. Después del baño

A mediodía, recogimos todo y cogimos el coche de vuelta a Nicosia, pero en mitad del camino hubo tiempo para hacer una parada y comer algo. Otras dos horas y pico más de viaje, y sobre las 20:00 llegamos a la parte griega de Nicosia.

Ya el lunes, retomamos la actividad en la oficina como de costumbre. Por la tarde tocaba «club de cine» en el Bank of Cyprus, en el anfiteatro que hay situado en el patio en la parte trasera del edificio. La película que proyectamos fue «Los Blues Brothers» o «Granujas a todo ritmo» (título en español, nosotros lo traducimos todo!!). Buena afluencia de público y buen transcurso de la película hasta que, sin saber por qué, el reproductor se comió veinte minutos de película, los veinte minutos más importantes donde se produce el climax de la película. Al terminar, varios amigos vinieron a preguntarme varias cosas que no habían entendido. Yo, que he visto esta peli unas cuatro o cinco veces hace ya algún tiempo, sabía que algo faltaba, pero en ese momento estaba pendiente del público e intentaba buscar una razón de lo que pasó en el desenlace para explicar a mis amigos. Al rato, dándole vueltas, caí en la cuenta de que efectivamente faltaba la parte más importante de la película. Sinceramente, creo que para más de uno fue un alivio que la peli acabara unos minutos antes, ya que el hormigón del anfiteatro no es demasiado cómodo, pero es algo que debemos mejorar para la próxima película, personalmente creo que fue una cagada. Esperemos mejorar esos problemas técnicos en las próximas proyecciones.

¡Hasta la semana que viene!

 

De Nicosia a Lofou 11º y 12º semana

Después de una semana ausente, aquí estamos de nuevo. El motivo de mi ausencia no es otro que el de haber estado una semana entera en un pueblecito en la montaña llamado Lofou. Y el motivo de haber pasado una semana en Lofou no es otro que el de haber sido parte activa del festival de arte y música «Xarkis festival» que allí se ha celebrado. Pero antes de hablar de mi experiencia en el pueblo, haré un pequeño resumen de lo que fue la semana anterior al festival.

El día posterior al de las cervezas con mi buen amigo Nikos, es decir, el jueves, realizamos trabajo de oficina por la mañana. Por la tarde varios miembros de YEU Cyprus, mi organización, y los voluntarios nos reunimos en el Parque Eirinis. Allí realizamos varias actividades como la puesta en común de nuestra idea de profesionalismo y responsabilidad a la hora de trabajar en grupo, o una lluvia de ideas sobre cómo afrontar los diferentes eventos y actividades antes y durante los mismos, es decir, cuál es la manera más eficiente para preparar una determinada actividad y cómo actuar en caso de que algún contratiempo ocurra durante el mismo. Toda esta información recopilada servirá en un futuro tanto a los voluntarios como a la organización para desarrollar cualquier trabajo que se presente. Será nuestra guía a seguir.

El viernes pasé la mañana con los chicos de Cáritas en su piso, ya que la oficina permaneció cerrada durante toda la semana por falta de personal. Gosia, la principal responsable de Cáritas en Nicosia es una máquina, pero también tiene sus límites. Y por sobrecarga de trabajo y falta de personal decidió cerrar la oficina durante un par de semanas. Así que el viernes por la mañana nos vimos en su piso. Un rato de charla con ellos y de comprobar que la convivencia transcurría bien, y la verdad es que muy bien no transcurre. La mitad de ellos son de origen indio y la otra mitad de origen árabe. Si además añadimos que viven un total de trece personas en el piso y que comparten tareas, os podéis hacer una idea de lo que eso significa. Pregunté primero a uno de los chicos indios si se estaba cumpliendo con el horario de limpieza y me explicó que ellos lo cumplían, pero que algunas de las tareas que correspondían a alguno de los chicos árabes no se estaban realizando. Escuchada la primera versión, fui a escuchar la versión de uno de los chicos árabes y me ofreció la versión opuesta. Así que mi reacción fue explicarles que cada uno tiene un concepto diferente de limpieza, pero que al final conviven todos juntos, y sino respetan los turnos de limpieza y entre ellos, la convivencia puede resultar difícil. No tengo ni idea de si mis palabras habrán servido para algo o no, espero que sí, aunque todos sabemos que Roma no se construyó en un día.

Por la tarde, y después de tres semanas sin tocar balón, fui a jugar a basket con Dimitris y Hara, su pareja y también miembro de YEU. Misma hora y mismo lugar. Allí nos reunimos varios amigos para echar unas canastas y, por las ganas que tenía de jugar esa tarde «estaba enchufado». Buena tarde de baloncesto. Pero el día no acabó ahí. Por la noche teníamos prevista una cena en casa. Mi amigo Manué de Sevilla y yo hablamos días atrás de cocinar juntos y cenar en familia. Al final la familia creció hasta las dieciséis personas, así que como el bolsillo de voluntario no da para invitar a tanta gente, propusimos que cada uno aportase algo para ayudar a la causa. Y fue todo un éxito. Las croquetas de calabaza de Manué, los tomates y calabacines rellenos de Gioia, la sopa rumana de Raluca, la pasta al horno de las chicas italianas, mis huevos rotos,….creo que nadie se quedó con hambre. Después de la cena, pusimos rumbo a «New Division» a terminar la noche de la mejor manera posible.

El sábado tocó descansar y preparar el equipaje, pues el domingo pondríamos rumbo a Lofou. Pero antes de eso, el domingo por la mañana, mi compañera Bárbara y yo fuimos a la playa con mi mentora Elli y su amigo Simos a Sirena Bay, en la zona de Paralimni. Una mañana tranquila y refrescante en una de las tantas playas que tiene esta isla. Por la tarde, de regreso a la capital, Bárbara y yo terminamos de preparar nuestro equipaje para partir hacia «el campo». Gioia y Benjamin nos alcanzarían el lunes por la mañana. A las 20:00 Alexis, uno de los organizadores del festival, vino a casa a recogernos y entre unas cosas y otras llegamos a Lofou alrededor de las 23:00. Primera noche para saludar a los miembros ya conocidos, presentarnos a los nuevos y a descansar.

El lunes a primera hora de la mañana nos pusimos a echar una mano en aquello que los organizadores nos pedían, ya que hasta el miércoles no tendríamos tareas específicas. Así, algunas de las tareas que realizamos fueron: habilitar las salas donde posteriormente se realizarían los talleres, elaborar parte del decorado, mover mobiliario de un lado a otro,… había trabajo para todos. A la hora de la comida llegó el primer contratiempo. La cocinera encargada de cocinar para el personal del festival renunció al trabajo en el último momento, por lo que varias voluntarias tuvieron que hacerse cargo de la tarea. Afortunadamente, estas chicas se las arreglaron bastante bien para cocinar durante toda la semana para alrededor de cuarenta personas. Por la tarde, un rato de descanso y a seguir ayudando en lo que se requería. Llegada la noche, tiempo para relajarnos en grupo y conocernos todos un poco mejor.

Al día siguiente, bien temprano, había programada una excursión a una granja cercana para aprender a extraer leche de las cabras. Nektarios, músico en el festival y ponente de uno de los talleres puso el coche, y el párroco del pueblo fue el encargado de llevarnos hasta la granja. En total fuimos seis personas en el coche, nosotros tres y tres chicas más. Después de conducir durante unos veinte minutos por caminos que me recordaban a cuando iba a coger almendra con la furgoneta de mi abuelo Maximino (que en paz descanse), llegamos a la granja. Pero al llegar a la pequeña granja resultó que el pastor estaba durmiendo, por lo que no nos quedó más remedio que volver al pueblo. En el camino de vuelta, paramos en varios sitios para disfrutar de la naturaleza del lugar y de la flora y basura que había en ellos, producto de campistas no muy concienciados con el medio ambiente. El párroco, después de la infructuosa excursión, muy amablemente nos invitó a desayunar en su casa, sin leche de cabra, pero con otros buenos alimentos necesarios para el día que nos esperaba, acompañado por supuesto de un buen frappé. Después del desayuno, continuamos con más trabajo por la mañana y por la tarde. En nuestro tiempo libre, asistimos a nuestro primer taller. Éste fue impartido por Nektarios y trataba sobre tecnología y música. Información interesante en algunos puntos que nos ayudará en el futuro a editar archivos de audio y vídeo. Después del taller, más colaboración con los organizadores, pero sin matarnos. Por la noche, después de la cena, ¿a qué no adivináis quién amenizó la noche con su guitarra? ¡Nektarios! Muy buen guitarrista sin duda.

El miércoles había otra salida matutina bien temprano a un monasterio cercano, pero esta vez preferí descansar. El día anterior fue muy completo, pero acabé muerto. La mañana empezó como las anteriores, tranquila pero sin parar de hacer cosas. Los talleres seguían su marcha y en el pueblo todavía se respiraba esa tranquilidad característica de las zonas rurales. Después de comer, Katerina, también voluntaria del festival, me pidió si podía cocinar una paella de verduras para el jueves por la noche. Ella fue una de las voluntarias que cogió las riendas de la cocina cuando se supo de la ausencia de la cocinera oficial. El menú de la semana estaba basado en una dieta vegana, y aunque la cocinera no viniese finalmente, Katerina y otras voluntarias cocinaron en esa línea. Ella me pidió que cocinara porque esa noche iba a ausentarse, por lo que dije que sí. No sonó un sí muy rotundo al principio, ya que ni tenía los medios ni los ingredientes. Yo ya sabía que lo que iba a cocinar no era una paella por los motivos que dicho antes, pero podía cocinar algo parecido. La tarde y la noche transcurrieron como la anterior, ayudando por la tarde a Valentín, el técnico de montaje, a montar las zonas de sombra en el camping y reuniéndonos después de la cena en el hostal.

La mañana del jueves fue un reflejo de las anteriores, y después de comer me tomé un tiempo de relax ya que me encargaría de cocinar por la noche. A las 18:00 estaba esperando que los chicos encargados de hacer la compra llegasen con los ingredientes para ponernos manos a la obra, pero el tiempo pasaba y hasta las 20:00 no llegaron con la compra. Cuando empezamos a sacar los alimentos de las bolsas para cocinar, en vez de comprar arroz para la paella, trajeron una especie de pasta en grano llamada «krisaraki». En ese momento estaba seguro que no cenaríamos paella de verduras. Empezamos a cocer la pasta, a trocear la verdura y freírla. Alrededor de las 22:00 la cena estaba lista. El menú finalmente fue «krisaraki con verduras» y había para alimentar a un regimiento. Así, el viernes ya teníamos la comida preparada. Después de la cena, la mayoría del grupo subimos a la escuela, en la parte más alta del pueblo para charlar, beber y contemplar las estrellas. En lugares como aquel te das cuenta de la contaminación lumínica que hay en las grandes urbes y no tan grandes. Contemplar las estrellas de esa manera fue genial.

Al comienzo del fin de semana, ya empezaba a notarse la llegada de más gente al pueblo, aunque no tanta como se esperaba, y los detalles de última hora y las prisas por dejarlo todo preparado nos mantuvo a todos sin parar hasta la hora de la cena. Después de cenar llegó el tiempo para disfrutar. La plaza de la escuela se había habilitado para los conciertos, y el escenario estaba ubicado justo delante de la fachada de la escuela. Varios grupos tocaron, entre ellos el grupo griego «BAiLdSA» y disfrutamos de una gran noche bailando y bebiendo. A las 2:00 terminaron los conciertos y nos fuimos a descansar, que el sábado todavía nos mantendría ocupados.

Al día siguiente, nos pusimos en marcha a las 9:00 de la mañana. Más preparativos y más movimiento de gente de un lado para otro. Unos para asistir a los talleres, otros ayudando para el correcto funcionamiento de los mismos. Después de comer, estuve en uno de los talleres como asistente del ponente, para que todo transcurriese con normalidad. Y por la noche, me tocó trabajar en la entrada del recinto de conciertos (donde la escuela), aunque tuve suerte de estar en el primer turno, de 20:00 a 22:00, ya que los conciertos no empezaron hasta practicamente esa hora. Unos veinte minutos más tarde, llegaron directos desde Nicosia nuestros amigos Manué, Benjamin, Ángeles y su amiga María a disfrutar con nosotros de los conciertos. Buena música a cargo de «Afriquoi» y buen ambiente junto con algunos whiskies fue la combinación perfecta para una noche perfecta. La lástima fue que no viniese al concierto en particular y al festival en general más gente. Quizás por la distancia entre la ciudad y el pueblo, quizás por la fecha en que se celebró.

El domingo, último día de festival, fue el día que más gente vino al pueblo. Los últimos talleres y actividades se realizaron por la mañana y al principio de la tarde. A partir de las 18:00 un grupo de chicas cantaron una serie de canciones tradicionales en la plaza del pueblo, y a continuación llegaron dos señores turco-chipriotas tocando el primero una especie de tambor por ambos lados y el segundo una especie de dulzaina tradicional de aquí. Entre estos señores y otros grupos con instrumentos típicos de la isla hicieron bailar a los allí presentes bailes griegos, chipriotas y turcos, a mí incluido. Buena manera de cerrar el festival. Poco antes de irme a dormir, me despedí de gran parte de la gente que conocí allí (Paris, Anthoula, Anastasia, Angie, Athos,…) y con la que compartí una semana increíble. Estoy seguro que nos volveremos a ver por Nicosia.

El lunes, Bárbara y yo volvimos a la ciudad con Rafaella, otra de las voluntarias, con ganas de llegar a casa, descansar correctamente y poner un par de lavadoras. Por la tarde pude hacer todo esto tranquilamente. Nada mejor que descansar bien para recargar pilas y empezar la semana como nuevo.

Nos vemos la semana que viene. ¡Yasas!

 

 

Semana «Pre-Xarkis» 10º semana

Saludos a todos.

Esta semana ha transcurrido bastante tranquila en cuanto a actividades y eventos. Como cada semana, el martes tuvimos nuestra reunión semanal con nuestra coordinadora Lefki, en la cual valoramos la semana anterior de 1 a 10, realizamos una valoración de las actividades de la semana anterior y hablamos sobre las actividades que se van a llevar a cabo la siguiente semana. Pero dado que estas semanas no estamos teniendo grandes eventos o actividades (a excepción del club de cine que organizamos el lunes y en el que batimos récord de asistencia, alrededor de cien personas), las dos últimas reuniones con Lefki han servido para terminar de perfilar el que va a ser a partir de septiembre hasta el final de nuestra experiencia en Chipre nuestro horario semanal. Nuevas actividades, eventos y talleres que iré desvelando en las próximas entradas.

Como dije antes, la semana anterior fue bastante tranquila en cuanto a actividades, por lo que seguimos con nuestro trabajo de oficina. También me reuní, como cada semana, con mis parejas de intercambio de idiomas, Antonia y Natasha. Mi voluntad de aprender a hablar griego es notable, pero no es tarea sencilla, por lo que ellas no tienen más remedio que tener mucha paciencia conmigo. Y puedo asegurar que la tienen. De todas formas, aún tengo tiempo para mejorar. Sin prisa pero sin pausa o «siga siga» en griego.

El fin de semana fue en general tranquilo. El sábado fuimos Benjamin, Gioia y yo a una fiesta que montaron los organizadores del festival de arte y música «Xarkis Festival» para ir promocionando el festival y para que el personal y voluntarios que vamos a trabajar en él nos conociésemos un poco más. Y el domingo Gioia y yo nos desplazamos junto con dos organizadores del festival, Athos y Alexander, hasta el pueblo donde se va a realizar el gran evento, Lofou. Toda la mañana caminando por el pueblo, un pueblo de estilo muy rústico y semiabandonado en el que sólo viven cincuenta personas. Parte de los organizadores nos explicaron donde se van a ubicar cada una de las instalaciones con las que va a contar el festival y alguna de las tareas que vamos a llevar a cabo. Personalmente me pareció un pueblo muy bonito, perfectamente comparable a cualquier pueblo rústico del interior de la península ibérica, y en el que, permitidme la expresión, «hace un calor que te cagas».

De vuelta a Nicosia por la tarde, me reuní con mis amigos españoles para seguir juntos el devenir del futuro de la política española. Al final no hubo cambio. Esperaremos cuatro años más.

Ya el lunes, organizamos nuestro «club de cine» semanal, con excepción de la semana anterior, ya que el lunes 20 fue día festivo. Esta semana tocaba la última de las películas de género musical que hemos estado proyectando durante este mes, «Grease». Sinceramente no sé por qué, pero la película tuvo un éxito enorme, especialmente entre el género femenino. Unas cien personas asistieron a ver la película al aire libre. Un acierto de película sin duda, y eso que no soy muy amante de los musicales.

Y para cerrar la entrada de esta semana, decir que después de varios intentos fallidos por salir a tomar unas cervezas con mi amigo Nikos, por fin el martes por la noche nos pusimos de acuerdo. Digamos más bien que él me raptó. Y yo por fin me dejé raptar, con mucho gusto. Tomamos unas cervezas con buenos temas de conversación de por medio y a dormir tan a gusto.

¡Nos vemos pronto!

 

Veggie Kitchen y «viaje a Agia Napa» 9º semana

¡Hola a todos!

¿Habeís tenido alguna vez la impresión de que todo parece estar bien organizado y bajo control y en cuestión de minutos ves que algunas cosas no están saliendo como habías planeado y empieza a invadirte una sensación de inseguridad y nerviosismo que acaba bloqueándote y no te permite reaccionar? Pues así podríamos resumir lo que fue el taller de cocina del pasado miércoles.

El taller de cocina vegetariana o «veggie kitchen» es una de las actividades de la que somos responsables Gioia y yo. Pero dado que la semana anterior yo me encargué de llevar a cabo el torneo de fútbol con la gente de Cáritas y el fin de semana fui uno de los organizadores del evento «Wet Games», nuestra coordinadora decidió que la semana siguiente mi compañera Gioia sería la responsable del taller de cocina y Bárbara su ayudante. Ella decidió preparar para este taller dos platos de la cocina india con la inestimable colaboración de nuestros amigos Manish y Vicky, dos estudiantes indios amantes de su cocina. Los platos a preparar eran «paratha» y «matar paneer», el primer plato era una torta rellena de un combinado de verduras, puré de patata y especias, mientras que el segundo era un combinado de verduras, queso y una salsa un poquito picante. La verdad que se comportaron bastante bien con las especias. Nuestro concepto de picante  al que ellos tienen difiere bastante.

El taller estaba previsto que empezara a las 19:00, pero como normalmente ocurre en Chipre, todo se hace de manera relajada y el taller empezó media hora tarde. Media hora que más tarde lamentaríamos no haber usado. Empezaron a llegar los participantes y cuando todos llegaron, se dio paso a las presentaciones. Muy buen ambiente, buena asistencia de participantes, todo el mundo colaborando en la preparación de los platos… la cosa prometía. Pero el tiempo pasaba, y el ritmo de elaboración no era el deseado. Algunos imprevistos como la falta de varios instrumentos de cocina y la falta de previsión en la elaboración de los platos empezaron a pasar factura. A las 21:00 todavía estabamos «con las manos en la masa» y varios participantes tenían otros planes, por lo que tuvieron que marchar sin probar todos los platos. Para aligerar un poco el trabajo, mis compañeros y yo empezamos a recoger la cocina mientras Gioia, Manish y Vicky seguían cocinando. A pocos minutos de las 22:00 todavía no habíamos acabado, y la responsable del local donde realizamos el taller, nos dijo que debíamos terminar, que ella tenía que cerrar. Así que a las 22:00 en punto, de manera un poco precipitada, invitamos a los participantes a que empezaran a cenar mientras el equipo de voluntarios limpiaba y recogía el local. A las 22:30 todo había terminado. Pero la sensación del grupo en general estuvo bastante alejada de la de haber hecho un buen trabajo. Sin embargo y a pesar de los contratiempos, la mayoría de participantes lo pasaron bien y estuvieron muy participativos, cosa que agradecemos enormemente.

Gioia sentía la responsabilidad de la actividad sobre sí misma, pero lo cierto es que en este grupo si uno falla, fallamos todos, del mismo modo que si uno triunfa, triunfamos todos. Y es cierto que no todo sale siempre como lo planeamos, pero lo que sí es cierto es que si uno se esfuerza en algo, tanto si falla como si triunfa siempre aprende, siempre. Y estoy seguro que el próximo taller será un éxito.

Día libre el jueves porque el sábado teníamos programado un día de formación para un festival de arte y música llamado «Xarkis Festival». El viernes más horas de oficina y el sábado por la tarde asistimos mis compañeros y yo a la formación junto con otros voluntarios. Algunos juegos para conocer a los otros voluntarios y más tarde nos estuvieron explicando su manera de trabajar, como nos organizaríamos y que tareas llevaríamos a cabo, entre otras cosas. Sinceramente, es la primera vez que voy a trabajar como voluntario para un festival que, aunque dicen que no es muy grande, se espera una participación de alrededor de 3.000 o 4.000 personas, por lo que tengo curiosidad y ganas por ver y aprender un poco más sobre este tipo de eventos. Es posible que cuando termine el festival me arrepienta de lo que digo, o es posible que disfrute al máximo de la experiencia y quiera repetir. En unos días saldré de dudas.

Como el lunes fue día festivo en Chipre, Orthodox Whit Monday, el domingo me apunté a una excursión que habían programado mis compañeros y amigos voluntarios a las playas de Agia Napa. Y digo me apunté porque en principio tenía otros planes que finalmente no cuajaron. Así que el domingo temprano cogimos el autobús rumbo a la playa y permanecimos en ella hasta el lunes por la tarde. Sin sombrilla y con mucha crema solar pudimos soportar el potente sol que caía. Playas de agua transparente (aunque un poco sucia por las algas) y abarrotadas de gente. En la misma línea de playa se podían ver locales de fiesta, todo en uno. La noche la pasamos también en la playa. Con el bolsillo de un voluntario y la excepcional temperatura que tuvimos por la noche, fue el plan perfecto. Días de relax que sentaron muy bien al cuerpo para desconectar de la ciudad y del trabajo.

¡Hasta la semana que viene!